Racing lo hizo. Lo que tantas veces le costó. Lo que tantas veces cedió. Lo que tantas veces lamentó, esta vez no ocurrió.
Racing, que a los 42 minutos del primer tiempo se quedó con un hombre menos, empezó a recibir un aliento cada vez más incesante sobre el cuarto de hora del segundo tiempo. Ese aliento se transformó en un coro multitudinario cuando el árbitro Lucas Caballero marcó el final del partido.
En un encuentro que, tras la expulsión de Matías Albarracín, se le presentaba muy difícil, Racing hizo relucir todo su bagaje de esfuerzo y oportunismo para ganarle 1 a 0 a Patronato de Paraná y seguir sosteniendo la ilusión de participar en la lucha por el segundo ascenso.
Esta vez, el equipo de Hernán Medina no tuvo que lamentar un empate ni una derrota inesperada —y, por supuesto, no deseada—. Su ingenuidad no se hizo presente en el Miguel Sancho como para dejar al menos dos puntos que, de no haberlos obtenido, lo habrían dejado casi al margen del intento por continuar más allá de la fase regular del torneo.
No. Esta vez eso no ocurrió. Luego de un primer tiempo parejo y con casi ninguna situación de peligro en los arcos, el complemento se presentó con la obligación racinguista de afrontarlo con diez hombres. Albarracín le había cometido una falta desmesurada a Valentín Pereyra y abrió un enorme interrogante sobre las chances de su equipo para acceder a la victoria.
Pero fue al compás del aliento de su gente que el equipo redobló esfuerzos y se apoyó, sobre todo, en la muy buena labor de Matías Machado y en la entrega inclaudicable de Pablo Chavarría para cambiar el panorama. Machado, tras aprovechar groseros errores defensivos del rival en una misma jugada, mandó la pelota a la red y desató el festejo en Nueva Italia.
En la media hora posterior, Patronato ubicó a no menos de cinco jugadores en una clara postura ofensiva, pero no demostró nada que lo hiciera merecer el empate. Mientras tanto, Racing, a través de un remate de Francisco Monticelli y un cabezazo de Chavarría, pudo haber aumentado el marcador.
El final encontró a jugadores e hinchas unidos en un simbólico abrazo, sabiendo que el triunfo era imprescindible para seguir soñando con objetivos superiores.
Racing lo hizo. Lo que tantas veces le costó. Lo que tantas veces cedió. Lo que tantas veces lamentó, esta vez no ocurrió.Racing, que a los 42 minutos del primer tiempo se quedó con un hombre menos, empezó a recibir un aliento cada vez más incesante sobre el cuarto de hora del segundo tiempo. Ese aliento se transformó en un coro multitudinario cuando el árbitro Lucas Caballero marcó el final del partido.En un encuentro que, tras la expulsión de Matías Albarracín, se le presentaba muy difícil, Racing hizo relucir todo su bagaje de esfuerzo y oportunismo para ganarle 1 a 0 a Patronato de Paraná y seguir sosteniendo la ilusión de participar en la lucha por el segundo ascenso.Esta vez, el equipo de Hernán Medina no tuvo que lamentar un empate ni una derrota inesperada —y, por supuesto, no deseada—. Su ingenuidad no se hizo presente en el Miguel Sancho como para dejar al menos dos puntos que, de no haberlos obtenido, lo habrían dejado casi al margen del intento por continuar más allá de la fase regular del torneo.No. Esta vez eso no ocurrió. Luego de un primer tiempo parejo y con casi ninguna situación de peligro en los arcos, el complemento se presentó con la obligación racinguista de afrontarlo con diez hombres. Albarracín le había cometido una falta desmesurada a Valentín Pereyra y abrió un enorme interrogante sobre las chances de su equipo para acceder a la victoria.Pero fue al compás del aliento de su gente que el equipo redobló esfuerzos y se apoyó, sobre todo, en la muy buena labor de Matías Machado y en la entrega inclaudicable de Pablo Chavarría para cambiar el panorama. Machado, tras aprovechar groseros errores defensivos del rival en una misma jugada, mandó la pelota a la red y desató el festejo en Nueva Italia.En la media hora posterior, Patronato ubicó a no menos de cinco jugadores en una clara postura ofensiva, pero no demostró nada que lo hiciera merecer el empate. Mientras tanto, Racing, a través de un remate de Francisco Monticelli y un cabezazo de Chavarría, pudo haber aumentado el marcador.El final encontró a jugadores e hinchas unidos en un simbólico abrazo, sabiendo que el triunfo era imprescindible para seguir soñando con objetivos superiores.