El camionero Héctor Romero era un hombre de conductas y de patrones repetitivos que solo se vieron interrumpidos durante el año 2011 en dos oportunidades, según revelaron las antenas de los celulares que fueron analizadas a lo largo de más de 365 días por los investigadores que tratan de develar qué pasó con María Cash, la diseñadora de indumentaria que desapareció en Salta el 8 de julio de 2011. Esos cambios solo se dieron el día de la desaparición y un mes después.
“El día que se cumplía un mes de la desaparición de María Cash, la línea de Romero se detuvo, de acuerdo al impacto de antenas, durante aproximadamente 1 hora y 20 minutos, en la zona de la ruta 16 ubicada en la localidad de El Tunal”, dice la página 9 de la llamada a indagatoria del camionero y luego agrega un detalle estremecedor: “En esta ocasión, se observa por segunda vez (la primera fue el día de la desaparición), una ruptura en el patrón de conducta de Romero: durante su viaje de ida a Joaquín V. González (JVG), Romero se detuvo en alguna zona de El Tunal, ya que su antena impacta desde las 17:14 en esta localidad, para impactar en JVG recién a las 19:10. Es decir, para recorrer una distancia de aproximadamente 35 km, que separan El Tunal y JVG, Romero demoró casi dos horas (desde las 17:14 hasta las 19:10), cuando el tiempo que demora un camión cargado como el que él conducía habitualmente demoraría entre 30 y 40 minutos; por lo que nuevamente se abre una ventana temporal sin explicación alguna, exactamente un mes después de la desaparición de María”.
El cambio en el patrón de conducto del experimentado camionero de 71 años y la zona específica donde ocurrió abona la idea de los investigadores de que allí podría haber frenado para deshacerse del cuerpo de la joven que, minutos antes, le había solicitado que la lleve unos kilómetros mientras seguía su viaje por el norte del país.
A lo largo del documento de 33 páginas, al que accedió LA NACION y con el fiscal general, Eduardo Villalba, hizo el pedido de indagatoria al juez, se exponen una a una las contradicciones, cambios de conducta y llamadas del círculo familiar y laboral de Romero que lo ponen en el centro de la escena y como principal responsable de la desaparición y muerte de la joven que, cuando fue vista por última vez, tenía 29 años.
“Del análisis de la totalidad de lo actuado hasta el momento, surge que Héctor Romero habría dado muerte a María Cash, aprovechando la situación de indefensión en que se encontraba, hecho acaecido el día 8 de julio del año 2011, sin que se haya encontrado desde la fecha de mención, el cuerpo de María, en razón de lo cual se desconoce la mecánica empleada por Romero que provocó el desenlace fatal; por lo que solicito se lo cite a prestar declaración indagatoria por el delito de homicidio agravado por alevosía”, expuso el representante del Ministerio Público Fiscal en su pedido de indagatoria.
Entre las actitudes extrañas detectadas al camionero, el fiscal destacó que aunque la desaparición de María Cash había tomado una gran notoriedad a nivel nacional, no se acercó a prestar su testimonio y recién lo hizo cuando uno de los testigos, a seis días de la desaparición, indicó que vio cómo la diseñadora se subía al camión con acoplado que manejaba el principal imputado.
“De las numerosas tareas llevadas adelante desde el inicio del caso se desprende que Romero nunca comunicó haber visto a María el día que desapareció, mucho menos informó a las autoridades haberla ‘acercado’ desde la rotonda de Torzalito hasta ‘la Difunta Correa’, como luego se analizará”, expuso ante el juez el fiscal y detalló: “Romero entra en escena en la investigación, a partir de la declaración de un testigo, René Torres, quien el 14/07/2011, declaró ante el Grupo Investigativo N° 7, haber visto a una mujer haciendo dedo al costado de la ruta, ‘que vestía pantalón crema sucio, pullover color rosado, cabello con colita, … al parecer estaba asustada, … que se llamaba María, … que se dirigía al sur’, y fue él quien precisó que observó el momento en que ‘un camión Mercedes Benz blanco con acoplado con la leyenda en la parte posterior CATITA, la levantó’ con rumbo por la Ruta Nacional 34 hacia el sur”.
El fiscal Villalba remarcó: “Romero fue identificado y posteriormente, citado a prestar declaración como testigo en el marco del caso, gracias a las precisiones aportadas por otro testigo (Torres), en conjunto con las tareas investigativas desplegadas para dar con su paradero; no porque él haya decidido colaborar con la investigación, a pesar de que el caso tomó rápidamente repercusión en los medios de comunicación, en los que se mostró la imagen de María con el fin de que quienes la vieran informen a las autoridades. Romero no avisó nada”.
Tras ser identificado, a lo largo de los más de 13 años de investigación, Romero fue cambiando sus versiones sobre el lugar hasta donde llevó a la víctima. “Como surge de la simple lectura del extracto de las diversas declaraciones del investigado en la causa, se desprenden diferentes ubicaciones en las que habría dejado a María, luego de que suba al camión: 1) Antes de llegar a la Difunta Correa, en el paraje denominado Palomitas, sobre Ruta Nacional 34. 2) Un poquito antes en diagonal a la Difunta Correa. 3) Al llegar a la Difunta Correa”.
“Estas ubicaciones que difieren en las diversas declaraciones de Romero, resultan sumamente sospechosas para este órgano investigador, ya que Romero es una persona que trabajaba (en ese momento) hacía más de 20 años como camionero de la empresa, y hacía ese camino (Güemes – JVG) casi todos los días. Es decir, el investigado conoce la Ruta 9/34 y la 16 que lo lleva a J.V. González como la palma de su mano. Si conoce el camino de memoria, ¿por qué cambia la ubicación del lugar en el que bajó a María? Él sabe perfectamente que ‘el estanque’, ‘palomitas’, y ‘la Difunta Correa’ son lugares que existen realmente, y se ubican en zonas diferentes de la ruta, por ende, no resulta viable que los confunda o que los señale como si fuesen el mismo lugar”, argumentó el MPF.
La obsesión por el pantalón y las botas
“Otro indicio de suma relevancia, para el cual esta Fiscalía no encuentra explicación lógica, es que, en todas las declaraciones de Romero, este comienza describiendo a María desde abajo hacia arriba. Es decir, no recuerda cómo estaba vestida en la parte superior, ni recuerda su rostro, de hecho, negó haberle visto la cara ‘porque estaba despeinada y porque el pelo suelto le tapaba la cara’”, escribió el fiscal para sumar otra de las pruebas en contra del camionero que permanece detenido.
Según Villalba: “Romero hace hincapié siempre, al declarar, en las botas y el pantalón de María; nunca en el resto de la vestimenta o en las facciones de la mujer. Ello resulta anormal, ya que, si nos imaginamos a Romero sentado a bordo del camión, y a María parada sobre la banquina de la ruta, ya sea que ella se acerque a él por la mano derecha o izquierda del camión para entablar contacto antes de subir, Romero la vería desde la cabeza hacia los pies, e inclusive, es probable que, por la altura del camión, siquiera pueda ver con claridad sus piernas/pies. Le vería la cara, los hombros, y el torso, antes de ver sus piernas y pies. Sin embargo, él solo describe en detalle el pantalón y botas de María”.
“Además, tanto de los testimonios de Beatriz Ruiz, y René Torres, como de las filmaciones del peaje Aunor, surge que María estaba con el pelo recogido, y, llamativamente, los testigos la describen al revés de Romero (desde arriba hacia abajo), y en especial René Torres, quien al momento de su conversación con María estaba a caballo y, por lo tanto, su perspectiva era desde una altura considerable que le hizo verla desde arriba hacia abajo, como la lógica indica, por lo que al describirla lo hizo en ese sentido”, comparó el MPF.
Luego de sumar transcripciones de llamadas telefónicas del círculo de Romero y ventanas temporales inexplicables el día de la desaparición de la víctima, el fiscal cierra: “Entendemos que la hipótesis de este Ministerio Público es que Romero levantó [a María Cash] con la intención de abordarla sexualmente, pues lo hizo desde un lugar dificultoso para estacionar un camión de la envergadura que manejaba en ese momento, y de ahí, hasta el lugar a donde iba, J.V. González, cometió el delito, e hizo desaparecer el cuerpo”.
A lo largo del documento de 33 páginas, el fiscal general, Eduardo Villalba expuso una a una las contradicciones y cambios de conducta de Héctor Romero y su entorno Seguridad