Con solo 18 años, Franco Mastantuono tiene una faceta íntima y cultural que pocos conocían: su profunda pasión por el rock nacional y los discos de vinilo. El jugador merengue se viralizó luego de que un video publicado por el periodista Gastón Edul en sus redes mostró al mediocampista rodeado de vinilos y un tocadiscos funcionando.
“Todo empezó cuando me regalaron el tocadiscos para mi cumpleaños”, contó Mastantuono, casi con timidez. Desde entonces, su colección crece con paciencia y criterio: un mapa musical que revela la madurez de un oyente que, lejos del mainstream, escucha la historia del rock argentino en su formato más puro.
De Soda Stereo a Charly García: el rock que suena en la casa de Mastantuono
Su estantería funciona como una cápsula del tiempo. En primer plano, sobresale Ruido Blanco de Soda Stereo, su banda favorita, junto al Ahí Vamos de Gustavo Cerati. En otras repisas se esconden La grasa de las capitales de Serú Girán, Yendo de la cama al living y Modern Clics de Charly García.
La lista sigue: La lengua popular y Nadie sale vivo de aquí de Andrés Calamaro, Anoche de Babasónicos y Naranja Persa de Ciro y Los Persas. “Me gusta escuchar los discos enteros, no solo los temas más conocidos”, comenta en el video, mientras sostiene con cuidado una tapa de vinilo.
Su pasión no se limita a lo nacional. Entre los lomos se distinguen títulos como With The Beatles y Let It Be, de The Beatles, y una joya inesperada: Big Band Bossa Nova de Enoch Light, regalo de su tío. “¡Está buenísimo!”, asegura, mostrando un costado melómano que contrasta con la intensidad del vestuario futbolero.
Entre sus tesoros personales hay discos autografiados por músicos argentinos. Se destacan el Con la casa en orden de Guasones, firmado por Facu Soto, y Caminos bríos de Piti Fernández (Las Pastillas del Abuelo). Con este último, incluso protagonizó un momento viral cuando se animó a cantar “Ojos de dragón” en un bar de Palermo.
Mastantuono también confiesa una admiración especial por Joaquín Sabina, gusto heredado de su madre. En su colección aparecen 19 días y 500 noches, Física y Química y Dímelo en la calle.

En cuanto a la música que suena en el vestuario, reconoce que predomina la cumbia, aunque el rock tiene su espacio: “En River, Nacho Fernández, Pezzella y el Huevo Acuña son bastante rockeros también”, revela entre risas.
En un guiño generacional, el juvenil del Real Madrid no esquiva el debate eterno: Soda Stereo o Los Redondos. “A mí me gusta más Cerati…”, admite, sabiendo que en su casa la confesión puede generar polémica, ya que —según dice— sus padres son “ricoteros de ley”.
Franco Mastantuono es, sin dudas, una de las joyas más prometedoras del fútbol argentino, pero también un curador inesperado del rock nacional. Entre entrenamientos, giras y estadios, encuentra refugio en el sonido cálido del vinilo, donde cada surco guarda una historia.
Con solo 18 años, Franco Mastantuono tiene una faceta íntima y cultural que pocos conocían: su profunda pasión por el rock nacional y los discos de vinilo. El jugador merengue se viralizó luego de que un video publicado por el periodista Gastón Edul en sus redes mostró al mediocampista rodeado de vinilos y un tocadiscos funcionando.“Todo empezó cuando me regalaron el tocadiscos para mi cumpleaños”, contó Mastantuono, casi con timidez. Desde entonces, su colección crece con paciencia y criterio: un mapa musical que revela la madurez de un oyente que, lejos del mainstream, escucha la historia del rock argentino en su formato más puro.De Soda Stereo a Charly García: el rock que suena en la casa de MastantuonoSu estantería funciona como una cápsula del tiempo. En primer plano, sobresale Ruido Blanco de Soda Stereo, su banda favorita, junto al Ahí Vamos de Gustavo Cerati. En otras repisas se esconden La grasa de las capitales de Serú Girán, Yendo de la cama al living y Modern Clics de Charly García.La lista sigue: La lengua popular y Nadie sale vivo de aquí de Andrés Calamaro, Anoche de Babasónicos y Naranja Persa de Ciro y Los Persas. “Me gusta escuchar los discos enteros, no solo los temas más conocidos”, comenta en el video, mientras sostiene con cuidado una tapa de vinilo.Su pasión no se limita a lo nacional. Entre los lomos se distinguen títulos como With The Beatles y Let It Be, de The Beatles, y una joya inesperada: Big Band Bossa Nova de Enoch Light, regalo de su tío. “¡Está buenísimo!”, asegura, mostrando un costado melómano que contrasta con la intensidad del vestuario futbolero.Entre sus tesoros personales hay discos autografiados por músicos argentinos. Se destacan el Con la casa en orden de Guasones, firmado por Facu Soto, y Caminos bríos de Piti Fernández (Las Pastillas del Abuelo). Con este último, incluso protagonizó un momento viral cuando se animó a cantar “Ojos de dragón” en un bar de Palermo.Mastantuono también confiesa una admiración especial por Joaquín Sabina, gusto heredado de su madre. En su colección aparecen 19 días y 500 noches, Física y Química y Dímelo en la calle.En cuanto a la música que suena en el vestuario, reconoce que predomina la cumbia, aunque el rock tiene su espacio: “En River, Nacho Fernández, Pezzella y el Huevo Acuña son bastante rockeros también”, revela entre risas.En un guiño generacional, el juvenil del Real Madrid no esquiva el debate eterno: Soda Stereo o Los Redondos. “A mí me gusta más Cerati…”, admite, sabiendo que en su casa la confesión puede generar polémica, ya que —según dice— sus padres son “ricoteros de ley”.Franco Mastantuono es, sin dudas, una de las joyas más prometedoras del fútbol argentino, pero también un curador inesperado del rock nacional. Entre entrenamientos, giras y estadios, encuentra refugio en el sonido cálido del vinilo, donde cada surco guarda una historia.

