Los influencers fitness, los runners, los gym-bro y los crossfiteros se multiplicaron y llenaron las redes sociales con consejos para tener una vida sana, activa y plena, pero también una mente relajada, atenta, conectada y… desconectada. Al escuchar sus recomendaciones, el resumen de todo lo que hay que hacer para tener mens sana in corpore sano es algo así…
Primero, hay que correr por las mañanas. Mínimo 21 kilómetros. Después hay que hacer el desayuno, que tiene que ser rico en calorías, bajo en carbohidratos, aportar proteínas, pero sin muchos azúcares, sin calorías, con variedad de texturas y sabores y alto en calorías. Obviamente no puede ser todos los días el mismo desayuno: un día tiene que tener semillas de chía, al siguiente huevo, luego frutos secos, al que viene semillas de chía y para el final de la semana se puede sumar granola y más semillas de chía. Lo ideal sería vivir en una dietética o tener a un chef profesional cama adentro, puede ser Betular o Francis Mallmann. Ánimo, no se desanime que todavía el día no empezó.
Después hay que ir al trabajo y, para hacerlo sanamente, hay que hacerlo en bicicleta. Si usted vive en Berazategui y trabaja en el Microcentro, lo ideal es que empiece a pedalear mientras se va comiendo las semillas de chía. Dato no menor: no se olvide de sonreír. Según los influencers fitness, hay que hacer todo esto con la mejor cara posible para contagiar optimismo y que otros también coman semillas de chía.
Una vez en el trabajo, es importante no estar siempre sentado frente a la computadora porque eso afecta las cervicales, el nervio ciático y la postura. Por eso, se recomiendan pausas de 10 minutos por cada 20 trabajados. Es decir, trabaje 20 minutos y camine 10. Si el jefe pregunta por qué está paseando, hay que responder que un influencer fitness se lo dijo.
Si después de esa respuesta no lo echaron, es momento de almorzar. Obviamente no hay que ir a los chinos por peso, no, hay que llevarse un tupper desde casa con lo siguiente: seis huevos hervidos, queso, uvas, media papa, semillas de chía y bastones de zanahorias que aporten calorías (pero si son bajos en calorías también está bueno). Todo eso se acompaña con un vaso de agua fría y, para darle un poco de gusto, una rodaja de pepino (una sola, dos no, porque tiene muchas calorías).
Cuando llega la tarde no hay que tentarse con los bizcochos 9 de Oro de algún compañero ni con los cafés ni los mates, que dan acidez, son diuréticos y no aportan calorías. Lo ideal es hacerse un té pero no de saquito, porque tiene conservantes, sino un té de matcha (idealmente que ya lleve reposado al menos 12 horas). Por lo tanto, es clave tener una tetera en el trabajo y, en lo posible, una de hierro. El ritual del té hay que hacerlo respetando los tiempos, así de paso se baja la tensión, la ansiedad y se propone un reencuentro con uno mismo (si el jefe pregunta, usted se está encontrando con usted mismo).
Después del trabajo lo mejor es volver caminando para despejar la mente. Una vez en casa, puede ir al gimnasio o trabajar en el ejercicio de su mente: se recomienda leer la enciclopedia británica, armar un rompecabezas en familia o hacer yoga tántrico. No se olvide de sonreír porque eso contagia las ganas de comer brotes de soja.
La cena tiene que ser liviana, pero nutritiva. Consistente, pero calórica. Deliciosa, pero aromática. Calórica pero baja en calorías. Vitamínica pero consistente. Liviana pero liviana. Por lo tanto, se recomienda comer hielo del freezer, quizás con algunas semillas de chía. Si se va a sumar carne, que sea del día (ideal si es la última vaca que entró al Mercado de Liniers).
Antes de dormir, relájese y no se distraiga con el vecino que grita el gol de All Boys. Inhale. Exhale. Agradezca al universo lo que tiene (su familia, sus amigos, su vida llena de semillas de chía). Y descanse, que en ocho horas va a tener que levantarse para correr 21 kilómetros, desayunar yogurt griego y pedalear hasta su trabajo.
La vida sana se apoderó de las redes sociales y los consejos se salieron de control; hay más semillas de chía que dólares en el Banco Central Opinión

