Existe una suerte de limbo donde habitan personalidades que ya no están físicamente. Todavía se puede acceder a sus ideas, a una suerte de obra tangencial, una visión de mundo. Esa sobrevida es la que recibe desde hace semanas y de manera constante el escritor Carlos Busqued gracias a su cuenta en X (antes Twitter).
La evocación de los tuits de Busqued (que aparece bajo un nombre que es una declaración en sí misma: “un mundo de dolor”) se da en vísperas de las elecciones presidenciales.
Si bien falleció en 2021, ya estaban instalados en ese entonces los nombres que protagonizan las noticias de hoy. Busqued, comentador filoso de su actualidad, se pronunció sobre ellos y, lo que es todavía más interesante, anticipó escenarios que hoy son realidad.
No es la primera figura utilizada retrospectivamente como un oráculo: Ricardo Fort recibe cíclicamente su revival. Pero mientras Fort se abocó a comentar la farándula, Busqued tenía una mirada transversal a la farándula y a la política. Su perspectiva era (¿o es?) más bien arquetípica: detecta modelos que se repiten, estructuras filiales y lealtades que se traicionan como partes del devenir humano.
Luego de que Mauricio Macri comentó que su hija Antonia sentenció que se debe votar a Javier Milei, reapareció un tuit del escritor que rezaba: “Da terror lo que pueda hacer Antonia en un futuro”. Cuando Sergio Massa ganó en primera vuelta, apareció otro: “Qué mirada de que nos va a ir bien en el futuro con Massa”.
Hace pocos días, luego de la entrevista que Ernesto Tenenbaum le hizo a Hernán Lombardi: “Che, qué flojo Lombardi con Tenenbaun, me alegra que estén sin poder decir nada sobre su espantoso accionar”. Al día siguiente de la entrevista de Javier Milei en la que se molestó por el ruido en el estudio, varios compartieron: “No hay voces, no hay demonio. El perro no habla”.
El artista y su época
El escritor Roberto Chuit Roganovich sintetizó este fenómeno desde su cuenta de X: “Lo de Busqued es entendible. Los artistas de verdad están siempre apenas más adelante en la historia. Perciben lo que se asoma, en su forma embrionaria. De ahí lo similar entre la filosofía y la literatura. Y de ahí su fascinación con la violencia: la veía venir, renovada, total”.
Es una observación precisa, sobre todo por sostener una continuidad con las dos obras que posicionaron a Busqued como escritor: Bajo este sol tremendo (2009) y Magnetizado (2018).
Creo, además, que este revival de las arteras sentencias de Busqued encierra un gesto que va en contra del carácter efímero de la red social. En Escritor profesional (Ediciones Godot, 2023), Edgardo Scott construye en un juego de ironía y seriedad una tipificación del trabajo actual del escritor.
Uno de los capítulos está dedicado al rol del escritor ante las demandas de su época. No esquiva el espinoso asunto de la cancelación y la censura, y enriquece su aporte al recuperar a Elías Canetti para decir que los grandes escritores son los que resumen y critican su época.
Scott ajusta ese dictum a la actualidad, a las herramientas disponibles: “Un escritor debería seguir escribiendo también para dar testimonio en momentos difíciles”.
Y si bien puede hacerlo desde las páginas de su Gran Obra, no deja de haber otros espacios igualmente fértiles: “Siempre podemos encontrar esos momentos a nuestro alrededor, por todos lados, incluso en la realidad que nos dirige y parpadea todo el tiempo en nuestras pantallas móviles”.
Intuyo un tuit de Busqued en el que se burla de mi lectura sobre su astucia política, enunciada desde la virtualidad como uno más del montón. Hasta entonces, hasta que alguien recupere ese tuit del pasado, tendrá que soportar el lugar que conquistó.
Existe una suerte de limbo donde habitan personalidades que ya no están físicamente. Todavía se puede acceder a sus ideas, a una suerte de obra tangencial, una visión de mundo. Esa sobrevida es la que recibe desde hace semanas y de manera constante el escritor Carlos Busqued gracias a su cuenta en X (antes Twitter).La evocación de los tuits de Busqued (que aparece bajo un nombre que es una declaración en sí misma: “un mundo de dolor”) se da en vísperas de las elecciones presidenciales.Si bien falleció en 2021, ya estaban instalados en ese entonces los nombres que protagonizan las noticias de hoy. Busqued, comentador filoso de su actualidad, se pronunció sobre ellos y, lo que es todavía más interesante, anticipó escenarios que hoy son realidad.No es la primera figura utilizada retrospectivamente como un oráculo: Ricardo Fort recibe cíclicamente su revival. Pero mientras Fort se abocó a comentar la farándula, Busqued tenía una mirada transversal a la farándula y a la política. Su perspectiva era (¿o es?) más bien arquetípica: detecta modelos que se repiten, estructuras filiales y lealtades que se traicionan como partes del devenir humano.Luego de que Mauricio Macri comentó que su hija Antonia sentenció que se debe votar a Javier Milei, reapareció un tuit del escritor que rezaba: “Da terror lo que pueda hacer Antonia en un futuro”. Cuando Sergio Massa ganó en primera vuelta, apareció otro: “Qué mirada de que nos va a ir bien en el futuro con Massa”.Hace pocos días, luego de la entrevista que Ernesto Tenenbaum le hizo a Hernán Lombardi: “Che, qué flojo Lombardi con Tenenbaun, me alegra que estén sin poder decir nada sobre su espantoso accionar”. Al día siguiente de la entrevista de Javier Milei en la que se molestó por el ruido en el estudio, varios compartieron: “No hay voces, no hay demonio. El perro no habla”.El artista y su épocaEl escritor Roberto Chuit Roganovich sintetizó este fenómeno desde su cuenta de X: “Lo de Busqued es entendible. Los artistas de verdad están siempre apenas más adelante en la historia. Perciben lo que se asoma, en su forma embrionaria. De ahí lo similar entre la filosofía y la literatura. Y de ahí su fascinación con la violencia: la veía venir, renovada, total”.Es una observación precisa, sobre todo por sostener una continuidad con las dos obras que posicionaron a Busqued como escritor: Bajo este sol tremendo (2009) y Magnetizado (2018).Creo, además, que este revival de las arteras sentencias de Busqued encierra un gesto que va en contra del carácter efímero de la red social. En Escritor profesional (Ediciones Godot, 2023), Edgardo Scott construye en un juego de ironía y seriedad una tipificación del trabajo actual del escritor.Uno de los capítulos está dedicado al rol del escritor ante las demandas de su época. No esquiva el espinoso asunto de la cancelación y la censura, y enriquece su aporte al recuperar a Elías Canetti para decir que los grandes escritores son los que resumen y critican su época.Scott ajusta ese dictum a la actualidad, a las herramientas disponibles: “Un escritor debería seguir escribiendo también para dar testimonio en momentos difíciles”.Y si bien puede hacerlo desde las páginas de su Gran Obra, no deja de haber otros espacios igualmente fértiles: “Siempre podemos encontrar esos momentos a nuestro alrededor, por todos lados, incluso en la realidad que nos dirige y parpadea todo el tiempo en nuestras pantallas móviles”.Intuyo un tuit de Busqued en el que se burla de mi lectura sobre su astucia política, enunciada desde la virtualidad como uno más del montón. Hasta entonces, hasta que alguien recupere ese tuit del pasado, tendrá que soportar el lugar que conquistó.