Cuando el reloj llegó a las 21.30, todo terminó de encajar. Con puntualidad extrema, las luces del estadio de Instituto se apagaron y los gritos y el éxtasis colectivo se encendieron. Y casi en oposición al concepto detrás de este show de regreso y despedida, lo que quedó claro es que el sinuoso y por momentos vertiginoso camino recorrido por Tan Biónica “no fue magia”.
Más allá de las historias particulares, de los fans de larga data y los jóvenes que pudieron ver a la banda por primera vez, las 22 mil personas –según datos de la organización– que coparon el Monumental de Alta Córdoba cerraron un capítulo pendiente en sus vidas. En la noche de este sábado, pudieron atestiguar un concierto a la altura de la huella que el grupo formado por Chano y Bambi Moreno Charpentier, Diega Lichtenstein y Seby Seoane supo dejar en la historia reciente de la música argentina.
El estadio que faltaba
Lo anterior fue una constante en casi 2 horas y media de espectáculo a gran escala. De hecho, apenas veinte minutos después de la introducción con Seven Nation Army, de The White Stripes, el show ya había tenido varios picos emotivos.
Primero, cuando la pantalla proyectó la imagen de la banda instantes antes de subir al escenario, con un cálido abrazo grupal y un Chano sonriente a manera de mensaje contundente. Luego, a partir del ingreso de cada uno de los cuatro músicos y una seguidilla inicial acorde a la expectativa: Hola mi vida, Beautiful y Música.
“Buenas noches, ciudad mágica de Córdoba”, dijo Chano luego del primer tema. Y ya para el tercero había bajado hasta la valla del campo para saludar a sus devotos. Allí se sentó en el piano dispuesto en la pasarela frontal y protagonizó uno de los momentos más emotivos del concierto al compartir unas palabras sobre el paso del tiempo y lo hecho por su banda en Córdoba.
“Hola Córdoba. Yo nunca me imaginé que esto podía llegar tan lejos”, expresó el cantante. “Me acuerdo cuando vinimos la primera vez, tocamos para 30 personas y estábamos felices”, agregó después en la primera de más de una referencia respecto del camino recorrido por el grupo en la ciudad.
“Me parece una cosa muy de la posmodernidad decir que soñando fuerte las cosas se consiguen, no sé si estoy tan de acuerdo”, aseguró más tarde en un plan íntimo en principio incongruente con el contexto, aunque definitivamente sincero.
“Nosotros trabajamos muchísimo para tener esta fiesta con ustedes hoy. Llenar esta cancha de Instituto nunca lo voy a…”, alcanzó a soltar un reflexivo Chano mientras se le quebraba la voz por la emoción del instante.
“Vinimos tantas veces, 50 o 60. No tengo mucho más para decir”, admitió el cantante todavía conmovido, confirmando también que este concierto era una cuenta pendiente para la banda en una de las ciudades en donde más tocó, desde aquel primer viaje en auto (a gas y con multa incluida) hasta esta postal de estadio lleno y noche para el recuerdo.
“Tarde o temprano la vida nos muestra el verdadero valor de las cosas”, añadió al arengar a todos los presentes por su participación en esta “última noche mágica”. Y antes de tocar Loca dejó otra semblanza para sus seguidores: “No hay nada escrito para nosotros, sino que somos los que escribimos”.
Show multitudinario, pero cercano
A casi un año del show que comenzó el operativo retorno (la presentación de Chano en el Lollapalooza Argentina 2023 que incluyó la reunión con sus por entonces excompañeros), lo que se vio en el escenario montado de espaldas a la calle Lope de Vega fue definitivamente superador. Con el cantante en plena forma –con apenas algunos deslices vocales- y una banda exultante desde lo escénico y lo interpretativo, el saldo de una gira que hasta hace poco hubiera sido impensada es positivo desde varios ángulos.
Más allá del ajustadísimo ensamble musical (protagonizado exclusivamente por los cuatro integrantes, al margen de un puñado de pistas grabadas), el diferencial del concierto estuvo en su puesta integral, con pantallas y un diseño lumínico a la altura de un show internacional de primera línea.
De principio a fin, todo fue potenciado por un guion general diseñado para entretener a las diferentes capas de público que llegaron hasta Alta Córdoba: desde adolescentes desaforados a adultos nostálgicos, entre el pogo y la admiración por un armado que se lució aún más en un contexto como el del estadio de Instituto.
Así, además de una lista de canciones propia de un concierto que sirvió como el resumen de toda una carrera, el espectáculo tuvo un acompañamiento visual y escenográfico que apuntaló lo expresado tanto en el escenario principal, como en la pasarela y en un tercer sector ubicado en la parte posterior del campo. Allí fue donde la banda tuvo un momento acústico antes del cierre final en el que aparecieron dos versiones de Rodrigo y una de La Mona Jiménez.
Antes, y con sentida presentación por parte de Chano, Ramiro Lezcano, docente rural y creador del proyecto Canciones urgentes para mi tierra, y el coro de alumnos cordobeses y santafesinos que dirige se habían sumado en El asunto. Luego, entre Pastillitas del olvido y el tándem Las cosas que pasan y Obsesionario en La Mayor, Bambi le había dedicado un saludo especial a “Diega”, el baterista, por su inminente paternidad. También hizo alusión a su hermano, a quien evocó como un ejemplo a la hora de levantarse de cualquier caída.
Un rato después de que Chano instara a todo el público a “mover el orto de verdad” en Ella, el comienzo del final llegó con Ciudad mágica, que se encadenó con Mis noches de enero, Arruinarse y La melodía de Dios, la despedida definitiva. Pero si algo no tuvo el concierto fue esa sensación de “última vez” que anunciaba al menos en la previa este tour. No sólo Chano saludó a los fans “hasta la próxima”, sino que sobre el cierre del último tema adelantó que habría una nueva ocasión para encontrarse “a fin de año o el año que viene”. ¿Será que hay Tan Biónica para un rato más?
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Cuando el reloj llegó a las 21.30, todo terminó de encajar. Con puntualidad extrema, las luces del estadio de Instituto se apagaron y los gritos y el éxtasis colectivo se encendieron. Y casi en oposición al concepto detrás de este show de regreso y despedida, lo que quedó claro es que el sinuoso y por momentos vertiginoso camino recorrido por Tan Biónica “no fue magia”.Más allá de las historias particulares, de los fans de larga data y los jóvenes que pudieron ver a la banda por primera vez, las 22 mil personas –según datos de la organización– que coparon el Monumental de Alta Córdoba cerraron un capítulo pendiente en sus vidas. En la noche de este sábado, pudieron atestiguar un concierto a la altura de la huella que el grupo formado por Chano y Bambi Moreno Charpentier, Diega Lichtenstein y Seby Seoane supo dejar en la historia reciente de la música argentina.El estadio que faltabaLo anterior fue una constante en casi 2 horas y media de espectáculo a gran escala. De hecho, apenas veinte minutos después de la introducción con Seven Nation Army, de The White Stripes, el show ya había tenido varios picos emotivos.Primero, cuando la pantalla proyectó la imagen de la banda instantes antes de subir al escenario, con un cálido abrazo grupal y un Chano sonriente a manera de mensaje contundente. Luego, a partir del ingreso de cada uno de los cuatro músicos y una seguidilla inicial acorde a la expectativa: Hola mi vida, Beautiful y Música.“Buenas noches, ciudad mágica de Córdoba”, dijo Chano luego del primer tema. Y ya para el tercero había bajado hasta la valla del campo para saludar a sus devotos. Allí se sentó en el piano dispuesto en la pasarela frontal y protagonizó uno de los momentos más emotivos del concierto al compartir unas palabras sobre el paso del tiempo y lo hecho por su banda en Córdoba.“Hola Córdoba. Yo nunca me imaginé que esto podía llegar tan lejos”, expresó el cantante. “Me acuerdo cuando vinimos la primera vez, tocamos para 30 personas y estábamos felices”, agregó después en la primera de más de una referencia respecto del camino recorrido por el grupo en la ciudad.“Me parece una cosa muy de la posmodernidad decir que soñando fuerte las cosas se consiguen, no sé si estoy tan de acuerdo”, aseguró más tarde en un plan íntimo en principio incongruente con el contexto, aunque definitivamente sincero.“Nosotros trabajamos muchísimo para tener esta fiesta con ustedes hoy. Llenar esta cancha de Instituto nunca lo voy a…”, alcanzó a soltar un reflexivo Chano mientras se le quebraba la voz por la emoción del instante.“Vinimos tantas veces, 50 o 60. No tengo mucho más para decir”, admitió el cantante todavía conmovido, confirmando también que este concierto era una cuenta pendiente para la banda en una de las ciudades en donde más tocó, desde aquel primer viaje en auto (a gas y con multa incluida) hasta esta postal de estadio lleno y noche para el recuerdo.“Tarde o temprano la vida nos muestra el verdadero valor de las cosas”, añadió al arengar a todos los presentes por su participación en esta “última noche mágica”. Y antes de tocar Loca dejó otra semblanza para sus seguidores: “No hay nada escrito para nosotros, sino que somos los que escribimos”.Show multitudinario, pero cercanoA casi un año del show que comenzó el operativo retorno (la presentación de Chano en el Lollapalooza Argentina 2023 que incluyó la reunión con sus por entonces excompañeros), lo que se vio en el escenario montado de espaldas a la calle Lope de Vega fue definitivamente superador. Con el cantante en plena forma –con apenas algunos deslices vocales- y una banda exultante desde lo escénico y lo interpretativo, el saldo de una gira que hasta hace poco hubiera sido impensada es positivo desde varios ángulos.Más allá del ajustadísimo ensamble musical (protagonizado exclusivamente por los cuatro integrantes, al margen de un puñado de pistas grabadas), el diferencial del concierto estuvo en su puesta integral, con pantallas y un diseño lumínico a la altura de un show internacional de primera línea.De principio a fin, todo fue potenciado por un guion general diseñado para entretener a las diferentes capas de público que llegaron hasta Alta Córdoba: desde adolescentes desaforados a adultos nostálgicos, entre el pogo y la admiración por un armado que se lució aún más en un contexto como el del estadio de Instituto.Así, además de una lista de canciones propia de un concierto que sirvió como el resumen de toda una carrera, el espectáculo tuvo un acompañamiento visual y escenográfico que apuntaló lo expresado tanto en el escenario principal, como en la pasarela y en un tercer sector ubicado en la parte posterior del campo. Allí fue donde la banda tuvo un momento acústico antes del cierre final en el que aparecieron dos versiones de Rodrigo y una de La Mona Jiménez.Antes, y con sentida presentación por parte de Chano, Ramiro Lezcano, docente rural y creador del proyecto Canciones urgentes para mi tierra, y el coro de alumnos cordobeses y santafesinos que dirige se habían sumado en El asunto. Luego, entre Pastillitas del olvido y el tándem Las cosas que pasan y Obsesionario en La Mayor, Bambi le había dedicado un saludo especial a “Diega”, el baterista, por su inminente paternidad. También hizo alusión a su hermano, a quien evocó como un ejemplo a la hora de levantarse de cualquier caída.Un rato después de que Chano instara a todo el público a “mover el orto de verdad” en Ella, el comienzo del final llegó con Ciudad mágica, que se encadenó con Mis noches de enero, Arruinarse y La melodía de Dios, la despedida definitiva. Pero si algo no tuvo el concierto fue esa sensación de “última vez” que anunciaba al menos en la previa este tour. No sólo Chano saludó a los fans “hasta la próxima”, sino que sobre el cierre del último tema adelantó que habría una nueva ocasión para encontrarse “a fin de año o el año que viene”. ¿Será que hay Tan Biónica para un rato más?Más informaciónEn fotos: así fue el show de Tanbiónica en la cancha de Instituto