El Día del Lector en la Argentina se conmemora el 24 de agosto de cada año, en honor a Jorge Luis Borges, ya que se recuerda el aniversario de su nacimiento. El escritor es considerado uno de los más importantes de la historia, cuya obra y género propio traspasó fronteras para convertirse en clásicos de la literatura hispana. La fecha se enfoca, a su vez, en la necesidad de concientizar sobre la importancia de la lectura y sus beneficios.
¿Por qué se celebra hoy?
Este día fue impulsado el 27 de julio de 2012, a través de la ley nacional 26.754, con el fin de reconocer a Borges por su gran aporte a la literatura. La fecha propone también acercar la lectura a todas las generaciones, como una herramienta clave para el desarrollo y estímulo mental.
Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en el barrio porteño de Palermo. Gracias a la influencia de su abuela paterna y su institutriz, manifestó interés por los libros desde chico. En 1914 emigró a Europa, donde vivió y estudió durante siete años.
Al retornar a Buenos Aires, publicó su primer libro de poesía, Fervor en Buenos Aires, en 1923. A lo largo de su carrera publicó obras que se convertirían en clásicos de la literatura latinoamericana, como Ficciones y El Aleph. Su trabajo abordó la memoria, la posmodernidad y la filosofía humana.
Fue galardonado en varias ocasiones, con distinciones como el Gran Premio de Honor en la Sociedad Argentina de Escritores por El jardín de senderos que se bifurcan. Uno de los hitos más importantes de su carrera fue la nominación al Premio Nobel de Literatura y la obtención del Premio Miguel de Cervantes.
Claves para recuperar el hábito de la lectura
La lectura es un hábito que, con los años, gran parte de las personas ha perdido. La era digital, los contenidos audiovisuales y el uso de las tecnologías crean ciertas distracciones que alejan a los individuos de los libros. Recuperar esta conducta implica grandes beneficios. Se trata de una actividad que promueve la imaginación, el conocimiento, estimula la concentración y aporta un momento de desconexión.
Volver a leer no requiere de grandes esfuerzos ni extensiones infinitas. Crear pequeños hábitos que inviten a leer, aunque sea unos minutos al día, es la clave para adquirir este hábito.
La constancia y elección voluntaria de los contenidos resultan esencial para mantener en el tiempo este comportamiento:
- Comenzar con lecturas breves: si un libro parece un desafío imposible o un tanto intimidante, es posible leer relatos cortos, crónicas o cuentos breves que acaparen nuestra atención. Escoger temáticas afines, sin importar si se trata de materiales clásicos, es otra estrategia que ayudará a acaparar nuestra atención por más tiempo.
- Elegir un momento del día para leer: no es necesario demorar horas u ocupar grandes espacios para esta tarea. La lectura debería sentirse placentera y no como una carga, por lo que es preferible dedicar 15 minutos diarios al principio, para evitar cansarse o aburrimiento que podría afectar la experiencia.
- Apagar las distracciones tecnológicas: el celular, las notificaciones o redes, pueden interrumpir la lectura y quitar atención a este hábito. Es preferible establecer tiempos reducidos o libres para leer y mantener silenciados los dispositivos móviles, para evitar obstáculos.
- Dejar de leer cuando no resulte interesante: si bien un libro puede parecer alentador y muchos consideran que se trata de una meta a alcanzar, es necesario que la persona disfrute del relato. La experiencia de leer debería resultar agradable, atrapante y estimulante.
Volver a la lectura regular aporta grandes beneficios para la concentración, el intelecto y la estimulación de la imaginación Sociedad