Incluso después de haber sido atropellado, fue invisible para casi todos. Nadie supo cómo había logrado llegar a un lugar reparado y pasar la noche luego el fuerte golpe que había recibido en la parte trasera de su cuerpo. Y, aún cuando nadie se había detenido para asistirlo, de alguna manera, había logrado sobrevivir.
Destrozado de muchas maneras, física y emocionalmente, con un cuerpo pequeño y frágil que a su corta edad había sufrido más de lo debido, así lo encontró la rescatista Suzette Hall esa mañana de julio. “Su vida pendía de un hilo. Pero cuando lo miré a los ojos, vi una chispa y una luz de esperanza. Supe de inmediato que tenía que darle una oportunidad”.
Lo acomodó con cuidado en su auto y lo llevó al hospital veterinario más cercano. Ya en la clínica, los médicos pudieron saber que se trataba de un macho de unos 2 o 3 años que no estaba esterilizado. Las placas mostraron el dolor que estaba sufriendo: su cola estaba fracturada desde la columna y tenía las caderas rotas. Mientras se decidía el protocolo a seguir, se e administró un suero intravenoso y analgésicos.
“Era su única oportunidad”
Días después, el pequeño perro, al que llamaron Rosen, se sometió a una cirugía especializada muy compleja. “Se trataba de un procedimiento arriesgado y extremadamente cauteloso, pero era su única oportunidad. Ese día rezamos con todas nuestras fuerzas para que se mantuviera con vida. Se merecía esa oportunidad. Rosen no había pedido nada de esto. No eligió ser desatendido, abandonado ni atropellado. Pero ahora nos tenía a nosotros. Y me propuse luchar con todas mis fuerzas para darle la vida que siempre debió haber tenido”, dijo Suzette Hall en un posteo de Facebook.
Con más de 15 años de experiencia en rescates de todo tipo, Hall reconoció que Rosen había pasado por una de las cirugías más largas e intensas que recordaba. “Literalmente tuvieron que reconstruir sus huesos, pieza por pieza. Fue agotador. Pero al día siguiente apenas pude contener las lágrimas. Había superado el procedimiento. Estaba con nosotros. Y lo sentimos como un milagro”.
A Rosen todavía le quedaba un largo camino por delante: semanas y semanas de estricto reposo en un recinto especialmente acondicionado para él. Completado ese tiempo, tendría que entrar nuevamente al quirófano para que le amputaran su cola.
“Es una señal de que se está recuperando”
“No puedo expresar con palabras lo preocupados que estábamos todos por Rosen. Después de su cirugía, e incluso antes, no sabíamos si alguna vez podría ir al baño solo. Ese miedo me pesaba muchísimo… pero me aferré a la esperanza. Y hoy, lloro de alegría porque Rosen puede ir al baño solo. Puede que a algunos no les parezca mucho, pero para nosotros, lo es todo. Es una victoria. Es una señal de que su cuerpecito se está recuperando”.
Dos semanas después de la segunda cirugía, Rosen sorprendió a todos una vez más. Había empezado a dar sus primeros pasos. Todavía tenía que cumplir reposo absoluto en su recinto, pero mejora cada día.
Durante meses, Rosen había soportado un minucioso abordaje médico, sanando a través del dolor que la mayoría de lo humanos ni siquiera pueden imaginar. Pero Rosen nunca se rindió. Y finalmente estaba listo para irse en adopción.
“No va a ninguna parte más que a mi casa”
Fue entonces cuando la historia dio un giro inesperado. Uno de los veterinarios, Bella, había estado pasando tiempo con él todos los días. Ella lo llevaba a su coche en sus descansos para almorzar, y mientras trabajaba, Rosen se acostaba justo a su lado. Su vínculo se hizo más fuerte cada día. Y Bella dijo algo que derritió cada corazón de los que estaban presentes: “Él no va a ninguna parte más que a mi casa”.
Rosen fue así adoptado -por la misma persona que lo amó durante su recuperación- y cerró su círculo: de roto e invisible en el camino a sanado y amado en su hogar para siempre.
Compartí una historia
Si tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com
Incluso después de haber sido atropellado, fue invisible para casi todos. Nadie supo cómo había logrado llegar a un lugar reparado y pasar la noche luego el fuerte golpe que había recibido en la parte trasera de su cuerpo. Y, aún cuando nadie se había detenido para asistirlo, de alguna manera, había logrado sobrevivir. Destrozado de muchas maneras, física y emocionalmente, con un cuerpo pequeño y frágil que a su corta edad había sufrido más de lo debido, así lo encontró la rescatista Suzette Hall esa mañana de julio. “Su vida pendía de un hilo. Pero cuando lo miré a los ojos, vi una chispa y una luz de esperanza. Supe de inmediato que tenía que darle una oportunidad”.Lastimado, apareció en una estación de servicio de la costa y se llevaron una sorpresa cuando lo rescataron: “Ladraba como un perro”Lo acomodó con cuidado en su auto y lo llevó al hospital veterinario más cercano. Ya en la clínica, los médicos pudieron saber que se trataba de un macho de unos 2 o 3 años que no estaba esterilizado. Las placas mostraron el dolor que estaba sufriendo: su cola estaba fracturada desde la columna y tenía las caderas rotas. Mientras se decidía el protocolo a seguir, se e administró un suero intravenoso y analgésicos. “Era su única oportunidad”Días después, el pequeño perro, al que llamaron Rosen, se sometió a una cirugía especializada muy compleja. “Se trataba de un procedimiento arriesgado y extremadamente cauteloso, pero era su única oportunidad. Ese día rezamos con todas nuestras fuerzas para que se mantuviera con vida. Se merecía esa oportunidad. Rosen no había pedido nada de esto. No eligió ser desatendido, abandonado ni atropellado. Pero ahora nos tenía a nosotros. Y me propuse luchar con todas mis fuerzas para darle la vida que siempre debió haber tenido”, dijo Suzette Hall en un posteo de Facebook. Con más de 15 años de experiencia en rescates de todo tipo, Hall reconoció que Rosen había pasado por una de las cirugías más largas e intensas que recordaba. “Literalmente tuvieron que reconstruir sus huesos, pieza por pieza. Fue agotador. Pero al día siguiente apenas pude contener las lágrimas. Había superado el procedimiento. Estaba con nosotros. Y lo sentimos como un milagro”.A Rosen todavía le quedaba un largo camino por delante: semanas y semanas de estricto reposo en un recinto especialmente acondicionado para él. Completado ese tiempo, tendría que entrar nuevamente al quirófano para que le amputaran su cola.“Es una señal de que se está recuperando”“No puedo expresar con palabras lo preocupados que estábamos todos por Rosen. Después de su cirugía, e incluso antes, no sabíamos si alguna vez podría ir al baño solo. Ese miedo me pesaba muchísimo… pero me aferré a la esperanza. Y hoy, lloro de alegría porque Rosen puede ir al baño solo. Puede que a algunos no les parezca mucho, pero para nosotros, lo es todo. Es una victoria. Es una señal de que su cuerpecito se está recuperando”.Dos semanas después de la segunda cirugía, Rosen sorprendió a todos una vez más. Había empezado a dar sus primeros pasos. Todavía tenía que cumplir reposo absoluto en su recinto, pero mejora cada día.Durante meses, Rosen había soportado un minucioso abordaje médico, sanando a través del dolor que la mayoría de lo humanos ni siquiera pueden imaginar. Pero Rosen nunca se rindió. Y finalmente estaba listo para irse en adopción.Lo rescató en un parque y el ave forjó un vínculo especial con alguien inesperado: “Fue imposible ignorarlo”“No va a ninguna parte más que a mi casa”Fue entonces cuando la historia dio un giro inesperado. Uno de los veterinarios, Bella, había estado pasando tiempo con él todos los días. Ella lo llevaba a su coche en sus descansos para almorzar, y mientras trabajaba, Rosen se acostaba justo a su lado. Su vínculo se hizo más fuerte cada día. Y Bella dijo algo que derritió cada corazón de los que estaban presentes: “Él no va a ninguna parte más que a mi casa”.Rosen fue así adoptado -por la misma persona que lo amó durante su recuperación- y cerró su círculo: de roto e invisible en el camino a sanado y amado en su hogar para siempre.Compartí una historiaSi tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com Lifestyle